anamnese
BunkerNuklearHospitalizado
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Territorio de Recuerdos

La pieza audiovisualnos adentra en la idea de paisaje como una experiencia estética. Transitar un espacio geográfico, con una actitud de contemplación activa, sin prisa, lo convierte en paisaje. Es a través de nuestra contemplación del mismo que establecemos, percepciones tales como la expectación, la incredulidad, la esperanza, el desasosiego o el temor. Atravesarlo supone dotarlo de sentido, conformando un territorio de recuerdos, donde descubrimos y rescatamos lo que está unido a él. Lo que aparenta quietud, vacío, y olvido, al recorrerlo conscientemente, nos descubre palimpsestos de la memoria, sepultados entre vegetación que toma de nuevo el asfalto. La ausencia es más contundente que la propia presencia. Lo que se muestra, señala lo que ya no está: lo invisible dentro de lo visible. Esta constante dialéctica, donde lo que vemos nos lleva a imaginar qué es lo que había antes, nos hace investigar en los hechos pasados, luchando contra la amnesia a la que están condenados los lugares.

El video es un recorrido por este territorio; un bucle donde no existe un inicio y un final. El mismo movimiento del espectador, es el que pone en movimiento lo audiovisual de la pieza: el video está parado y solo va ponerse en movimiento, en el instante en que un espectador recorre el espacio expositivo y lo activa. Es una evocación de la situación en que estos espacios se encuentran en la realidad: están parados, en un estado de no tiempo - no espacio, en stand-by. Nos los encontramos con su propia lógica de funcionamiento que se activa cuando alguien los recorre y les da un sentido. En esta obra ofrecemos la oportunidad al espectador de que recorra el interior del territorio, de que lo saque de su estado de quietud y lo dote de movimiento.

Nuestra experiencia en estos paisajes comenzó recorriendo un terreno que se encuentra junto a la desmantelada Central Nuclear de Lemoiz. Es un lugar hipnotizante, fantasmal, con vestigios escondidos de lo que fue. Siguiendo rastros que el espacio presentaba, averiguamos que era una gran explanada utilizada como puesto de seguridad de la Guardia Civil. Donde se ubicaban los barracones, ahora solo quedan las baldosas carcomidas, que nos delatan la ausencia de los suelos. Donde se extendía un aparcamiento, reina la vegetación y solo gracias a los pasos de peatón desgastados y a la pintura de las plazas de garaje, es posible imaginarnos lo que había en ese lugar. A través de las vistas del mar Cantábrico desde Lemoiz, nos acercamos al cabo Villano en Gorliz, donde descubrimos un conjunto de cuatro baterías conectadas por unos bunkers. Es una construcción franquista pos-guerra civil, diseñada para prevenir posibles ataques. Estos cañones nunca dispararon, se mantuvieron inactivos hasta hoy, a la espera de una orden para lanzar sus proyectiles. Desde el interior del bunker accedemos a un pabellón abandonado del hospital de Gorliz. A través del sonido, nos imaginamos que estamos en el pasillo frenético de unas urgencias, en la sala de autopsias escuchando el instrumental quirúrgico en pleno funcionamiento o en planta con los pacientes conectados a maquinas que con sus pitidos mantienen el corazón en funcionamiento. En el paisaje que compone bunkernuclearhospitalizado II, encontramos tres espacios que se unifican por la suspensión y la quietud. El pabellón del hospital dejó de funcionar y se encuentra a la espera de un derribo o una remodelación. La Central Nuclear con sus reactores y el bunker con su cañon, son lugares donde el tiempo de sus actividades nunca ha existido, son lugares sin tiempo.